domingo, 10 de noviembre de 2013

EL EFECTO K

EL EFECTO K.
EL MONTADOR DE STALIN
 

Después de una larga carrera por festivales de cine de todo el mundo, llega a las pantallas de cine de toda España la aclamada cinta de Valentí Figueres EL EFECTO K. EL MONTADOR DE STALIN.

EL EFECTO K es a la vez una historia de aventuras, un cuento mítico sobre el cine, la leyenda de una amistad, el mito del héroe y su descenso a los infiernos. Esta es la historia de un actor-espía que al final supo decirle NO a Stalin.

Se basa en el experimento cinematográfico de Lev Kulechov en 1922 sobre el significado de la imagen y su valor. Nos habla de la memoria/verdad y de cómo puede ser modificada y suprimida. Maxime se enfrentará a este dilema, manipular sus propios recuerdos y crear un nuevo significado de los hechos que vivió. 


Sobre la presentación de la película:
 
Valentí Figueres, el director, nos introduce al interesante experimento que es su película explicándonos como en los años veinte es cuando se produce la diferenciación entre el llamado “cine ojo” y el “cine dedo”. Es decir, cuando la cámara se limita a filmar la realidad tal cual y cuando se realiza un trabajo de ficción. En el caso de “El efecto K” hay un cuarenta por ciento del primer tipo y un sesenta por ciento del segundo.

La ardua labor de rescate realizada para la ocasión recoge cintas en las que muchos españoles en el exilio filmaron sus películas para recordatorio personal y hoy han acabado convertidas en documentos históricos. En “El efecto K” hay una gran dualidad: realidad y ficción, dos naciones, dos familias, dos amigos… etc.

Ha funcionado muy bien  a nivel internacional pese a ser difícil y compleja, no da respuestas sino que plantea preguntas intelectuales activando la mente del público. El protagonista es en sí mismo un compendio de al menos quince personajes, que fueron quienes realmente hicieron todas las proezas que se narran. La película demuestra como el montaje puede de alguna forma “construir la realidad”. En la Unión Soviética de Stalin a menudo hay imágenes que son borradas de las fotografías que se hacen públicas. Su gobierno funcionaba como un “devorador de la memoria”.

El propio director ha vivido en Leningrado y en San Petersburgo, ha viajado mucho y quedó muy impresionado por la tragedia de la memoria colectiva en la antigua URRSS.

Uno de los recursos favoritos de Figueres es filmar “bodegones”, le gusta extraer recuerdos y emociones de la naturaleza muerta, de meros objetos, consiguiendo así hacer un discurso transgresor.

Han sido cuatro años de trabajo y aunque es consciente de que probablemente no la verá mucha gente sí espera que lo hagan en el futuro ya que en su opinión una película “tiene vida propia”. Lo más inteligente es proyectarla en salas de autor para dejar que la película “respire” y de tiempo a que funcione el boca a boca.

Para consultar la crítica de la película pulsa aquí.  
 

Fotos y comentario:  © Javier León para Agolpedeefecto.

Publicado por Estrella Savirón, noviembre 2013. 

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